ANSIEDAD, DEPRESION, FOBIAS, BAJA AUTOESTIMA, ESTRÉS, ADICCIONES, …

 

Las emociones repercuten de forma directa o indirecta en nuestra salud emocional, corporal y espiritual.

Cuando nos enfrentamos a una situación, hacemos una valoración inconsciente: en un plato de la balanza ponemos nuestra capacidad o como nos sentimos de preparados para afrontarla y en el otro, la magnitud de la situación. Si percibimos que la situación supera nuestra capacidad para hacerle frente, aparecen la ansiedad, la inseguridad, el estrés.

 

Mejorar nuestras herramientas de afrontamiento, nos permite gestionar nuestras emociones y evitar que se conviertan en conflictos.

En muchos casos es suficiente mejorar las estrategias personales de gestión del estrés o habilidades comunicativas para ver cambios espectaculares en la calidad de vida de las personas.
En otros, es necesario un trabajo más profundo en los esquemas de funcionamiento de la persona y su historia personal hasta que se produce el cambio. La persona tiene que desaprender los hábitos nocivos para aprender nuevas formas de pensar, hacer y sentir.